sábado, 31 de julio de 2010

Ha



La gente no deja de hablar hueás sin estar pendiente de los demás, que asco de vida, que desperdicio de saliva.
Que risa me da, que ironía de la vida, que circo decadente perfecto está por la gran avenida de las lenguas rastreras, estoy cansada de los que suelen predicar y que jamás practican, estoy cansada de las caras bonitas que sólo están tapadas con mascaras de papel maché y que ante la primera lluvia quedan al descubierto. Los pseudos conceptos baratos de amistad, familia, t r a n q u i l i d a d..., ¿amor? ¡Qué mierda!.
¿Querías ser shuperloquito buscando nuevos conceptos de vida?
¿Querías llamar la atención llorando en una esquina? Embriagandote, drogándote en las aceras pidiendo tu vida al mejor postor.
Te las dabas de vegano dándote atracones de carne mientras nadie te miraba, pero... Oh... que enorme pedazo de escoria tienes en los dientes.
O simplemente, eres un pobre diablo llenándote la boca con palabras que no son tuyas.
Te las dabas de la niña buena pero resultaste ser la putita de barrio camuflada de princesa.
Te las dabas de buen padre mientras te encamabas en piernas ajenas
Te las dabas del buen amigo enmarañando palabras vacias.
Te las dabas del macho recio, pero ni en la cama funcionabas.

Y... Después de todo... ¿Pretendes que te crea?

¡Ha Ha Ha!... Qué risa. Malditos Gusanos.

Palos pa' todos. Palos pa' nadie. Entrada de Mierda


Y yo... Y yo, una maldita bastarda.



Gr.-

jueves, 29 de julio de 2010

5




5 de la mañana, una sombra felina me mira mientras duermo, el frío de la madrugada se mete bajo la puerta para sentarse a un lado de mi cama.
Despertando entre sabores verdes y anaranjados, en el alba donde seguramente ya debes tener el pescuezo congelado, los pulmones inflados a bocanadas de aire mañanero y una que otra cosa que pensar para el resto del día en la jornada del trabajo.
Es inevitable pensar, pensarlo.

No podía dormir más, pero solté una risa muda para no despertar a nadie, pensando en que también deberías estar despertando en ese mismo momento a unos cuantos kilómetros míos de distancia de casa a casa... Ojalá estuviera ahí, para entibiar tus mañanas, recibir tus tardes y cobijarte en las noches.

Los inconvenientes, el congelamiento, el calor arrasador, las lenguas rastreras y las malditas dudas no son nada si tu presencia intacta está allí, los jueces, las miradas, los cortes y el insomnio se hace poco. El vacío, las ansias, el cansancio y el demoledor de huesos es nulo.

Gracias. Como siempre.

jueves, 15 de julio de 2010

Direcciones.




Y si pudiera perder la cabeza, si solo pudiera, tendría mi pieza llena de un festín incontrolable de tripas y limpiaría meses el desastre provocado por tan poco, por el tiempo, la competencia y las malas lenguas.

Pero no importa.

No importa si el motivo para detener aquello es tan palpable, tan palpable como tú.

Entonces...
Entonces supongo que podría exprimir un poco mas este ser,
entonces supongo que podría dar un poco más de mi sin caer.

De todas maneras, valdría la pena y lo va a valer.

* -

Maldito estrés de fin de semestre. Cansada de las mañanas con el pasto congelado y el cigarro que me corta las cuerdas vocales.

sábado, 10 de julio de 2010

El cielo en una habitación.

Quando sei qui con me
questa stanza non ha più pareti
ma alberi,
alberi infiniti:
quando sei qui vicino a me
questo soffitto viola
no, non esiste più.
Io vedo il cielo sopra noi
che restiamo qui
abbandonati
come se non ci fosse più
niente, più niente al mondo.

Suona un'armonica:
mi sembra un organo
che vibra per te e per me
su nell'immensità del cielo.
Per te e per me:
nel cielo.



Inevitablemente me fui por callejones viejos y sucios aunque mami dijo que no debía ir sola.
Inevitablemente releí viejos parajes sabiendo que la carne ya había cerrado, pero aún así había algo dentro de mi que pedía a gritos salir, es como al puro estilo de algún video de tool pero en versión barata y con mucha plasticina.
No creo en las profecías, ni en el pseudo destino, aunque quedo inmovil a percatarme de lo inmensamente ironica que es la vida, mas aún vida añeja, vida pasada.
Suelo escribir sin sentido de espacio ni tiempo, tengo un muro con un cholguan con millones de papeles pegados con chinches, palabras viejas en papel craft sobre mi pieza para volver a leer quizás en algún tiempo próximo...
A ver... por aquí, por allá.
¿Quién eras?, ¿En qué estabas?... ¿Hice eso?...Oh ¡maldita sea esta puta vida! ¡TE MATARÉ!.
Una bofetada, quizás dos, los ojos perplejos y aquí estás.
Date cuenta
Darme cuenta
Palabra a palabra, paso a paso y sigo releyendo lo que algún día, en algún estado casi sicotrópico profesé.
Y así fue, las palabras estilo vomito innato sin sentido y por sobre todo incontrolable tenían toda la razón.
Por sobre todo, tú, tenías toda la razón, en la espera que no tenía mayor sentido hasta ahora, en los besos nerviosos de una mente vieja que juega a ser niña, en los besos fuertes que despiertan como el veneno que me adormece los dedos por el frío mientras tecleo todo esto. Como esas miradas de la cual veo la mas pura sinceridad a pesar de la oscuridad que nos rodea.
Llego al final de la nota.
Y sigues ahí.

[...] Jamás sentí tanta tranquilidad.

viernes, 9 de julio de 2010

Tic Tac




Como nunca inmortalizada, paralizada ante el aroma que penetra en mis fosas nasales haciendo estragos con el solo hecho de posarme cerca de tu piel, mientras las nebulosas juegan afuera de la ventana, haciendo nuevas figuras sobre tu cuerpo, deshaciéndose, mutando y desfigurándose en un danzar constante y andante.

Jamás pensé estar tan drogada de esta forma.

La pieza se torna azul, se contornea y fragmenta entre el azar en que mi vista enfoca la luz en tus ojos felinos con hambre de querer mas, con mordidas viscerales que carcomen estos labios morenos. Ni siquiera fue necesario un disparo a mi cigarro ni un sorbo a ese licor que me embriagaban de tus labios.
Un toque, dos toques y el pasaje era directo al espacio sideral mientras sentía el calor de tus yemas sobre mi columna deslizar.

Tic tac, tic tac, el tiempo pasaban, los minutos y las horas se consumían en el mejor fuego hogareño de invierno, la luna se deslizaba y los latidos de tu corazón iban a la par del bombeo de mi sangre y respiración, la mente lentamente se desconectaba de la matriz de la cual engendró los besos más dulces en que la madrugada se gestó, mientras con los ojos aún cerrados sentía el poder de tus pupilas soltando futilmente las mejores melodías para los escombros que estaban siendo reconstruidos por las manos que tiernamente me acogieron dentro de su ser. La densidad se tornaba más fuerte y la melodía que se paseaba por mi oído cada ves se alejaba más de mis terminaciones nerviosas, solamente tomando como sinfonía el azar de tu agitación.

No puedo dormir desde que veo sombras danzar y escondiéndose tras la ventana, amándose lentamente con aroma a rosa azulada.
No puedo dormir desde que las mañanas dejaron de ser ácidas, desde que mis manos dejaron de estar gélidas por el calor de las tuyas.
No puedo dormir, pero ciertamente ni el peor insomnio importa desde que mi cama ya no se siente vacía desde que tu presencia me vino a hacer compañía.

viernes, 2 de julio de 2010

Sábado.




Erraticamente engendré lo mas puro de mi en el interior de las cavidades mas recónditas de mi ser, erraticamente engendré la semilla que se pudrió y emanó el miedo por las terminaciones nerviosas, creando chispas en forma de circuitos rotos, hasta verlas crecer a cierto punto que ciega quedé.
Ciega. Ciega de miedo. Ciega de ansias. Ciega de sed.

Que tonta me siento al pensar que evitandolo todo podría ser feliz. Que tonta me siento al darme cuenta que ser de piedra nunca fue la mejor opción.

La sed verdadera del veneno que siempre estuvo sobre mi mesa, sobre mi vaso derramado por la alfombra de mi pieza, ese veneno que tomaste apresuradamente mientras yo seguía de piedra, ese veneno que bebí de la forma mas enajenada posible, como fiera acorralada aún asi de la forma mas inocente y pura de los ojos que nunca se despegaron de los tuyos.
El grafito en mis manos, la estufa que simula el calor de tus brazos en trasnoches como esta la hacen distintas al miedo que solía poner mi piel en carne de gallina, el cansancio me da espacio a cortos minutos de detener el tiempo ante la audible tranquilidad mientras el sueño hace de las suyas eclipsandolo todo.
Eclipsando lo audible, lo besable y tocable, esperando la colisión de almas libres, esperando que el sol salga entre ese horizonte que dibujamos con humaderas de cigarro que jamás desaparecieron con el viento.

El invierno solía ser demasiado frío para mi, aún así acostumbré mis terminaciones nerviosas a él amándolo con fervor, la lluvia entre su azar calmaba un poco las distantes y secas noches en que la luna se colaba por mi ventana, esperando que tu aliento se escabullera hasta mi cama.
Solo así ansiaba por primera ves la llegada de la mañana con su brisa porteña que abraza con ternura, esperaba que las margaritas abrieran sus botones a una suerte de la cual nunca creí, una suerte transformada para darme vuelta la tortilla una ves mas.
Aún es invierno, pero ya el frío no se cuela entre mis huesos, imposible ante magna presencia de tu ser cerca de mi piel.

 Escribir para vomitar vomitar para eliminar eso que da vueltas por las tripas y la cabeza eso que me atormenta.