domingo, 15 de diciembre de 2013

Después de tanto tiempo pensé que las 5am ya no querían nada con mi ser, pero me equivoqué, porque aquí estoy de nuevo, escribiendo cosas distintas, con las mismas sensaciones impropias que suelen invadir, de diferentes maneras pero siempre terminan siendo incomodas.
El frio, la madrugada, el sereno, el incienso, las paredes escupiendo papeles y el gato en el regazo intentando adquirir el poco calor que emana mi cuerpo.
Después de tanto tiempo pensé que las 5am ya no querían nada conmigo, en tiempos desesperados suelo sentirme atraída por esta clase de cosas, pero la técnica a cambiado.
No más cigarro, no más café ni más basura a este contenedor que por tanto tiempo se sintió muerto.
Hoy... no tan muerta, solo media mitad de cadaver, uno bien empijamado por lo demás.
Si al final para qué disfrazar tanto las anécdotas, si siempre es la misma historia, diferentes personajes, diferentes cáscaras, posiciones frente a la vida, si lo que no consuela mi sueño es por culpa de tu figura, tus palabras y tus pasos, después de todo, tanto tiempo caminar al lado, de la mano o a pares, en alguna oportunidad tenía que sentirme ajena y lejana de todo aquello que construimos por tanto tiempo.
Pero qué lógico, tan cuático, pero qué claro, cómo no verlo, cómo no podría ser así.
De seguro ya tienes la oreja roja mientras duermes, ni te imaginas que quien te provoca ese calor sea yo y a estas alturas ridículas de la mañana, pero así soy yo, las malas prácticas las hemos cambiado, pero hay cosas de la esencia que no podría cambiar jamás, como esas... Y como el querer descargar un poco esta mente, que a ratos se atrofia pero sigue siendo honesta, con ganas de cambiar el mundo y justiciera.
Espero que mis sentidos por única vez me hagan tonta y luego me ría de mi acto desesperado (desesperado, jamás mostrado) para luego refugiarme en el arco que siempre fue mio.

 Escribir para vomitar vomitar para eliminar eso que da vueltas por las tripas y la cabeza eso que me atormenta.