martes, 14 de diciembre de 2010

Avenida




Pasaba por la gran avenida, mientras el viento se mezclaba con el polvo, la tierra y las hojas secas.

El viento era fuerte, calido, recibiendo el verano ya casi terminando el año, el polvo se incrustaba en mis ojos, las hojas cafés y su vegetal cuerpo rechinaban ante mi lento pero hambriento paso. Sigo lo mio, con la mugre entre los ojos.

Muertos, zombies, diamantes y fantasmas.

De todo se veia aunque mi vista era nebulosa.

Estaban por ahí, caminando por la avenida de al frente, sentados en los banquitos de las plazas, adentro del Liceo, en sus lujosos autos y en las micros con el hedor caracteristico de las 2 de la tarde.

Unidos, esparcidos, revueltos y por si solos, habia de todo.

Varios buscaban la felicidad entre los brillos, se perdian en ellos.

Otros simplemente no tenian nada y buscaban las migajas entre el pasto seco.

Me sorprendí al ver perros que comían en platos de oro, con collares de plata y nombres lujosos, para todos aquellos que en su soledad se ahogaban.

Caminé unas cuadras más y era irónica la vista de niños callejeros y bebés abortados en un rincón, consumiendose como el cigarro, dilatandose y adormeciendose, envenenando su alma al mejor postor.

Las vecinas observaban todo eso pero ellas no hacian nada, solo omitian y como si nada pasara, a cambio solo reaccionaban ante las miradas, pasos y movimientos de sus pares, cultivando mala hierva, cultivando venganza y palabras peligrosas. En realidad, eso a nadie le importa, porque simplemente ellas no tenian nada mejor que hacer, despreocupadas pero atentas a las actos ajenos derrumbaban sus vidas, esperando por las noches a que sus ebrios maridos les sacaran la cresta a cambio de los pecados que cometian, para que sus propios maridos caminaran al alba con sus zapatos llenos de mierda al trabajo para ganar una miseria, para que porsupuesto, los esperaran al almuerzo con una gran cazuela y un pan duro para solo escucharse sorbetear y luego seguir en lo mismo.

La avenida mas allá solo se veia desierta en un seco día...

Otros simplemente abusaban

Otros se anulaban

Otros simplemente desaparecían.


En mi caso, al llegar a casa, solo tengo un escritorio con fotos viejas, con muertos, zombies, diamantas y fantasmas, que nada me dicen mas que tener su papel recortado en forma de carnet, algunas ves estuvieron, otras no tanto, otros quisieron comerse mi piel para dejarla putrida en un rincón porque nunca quisieron saborearla, solo darle la mascada. Muchos tiraron palabras al azar en un futil desenlace. En la nada misma, en lo que era hoy.

Pero... aveces es mejor. Al menos ya tiré la basura en un día de huelga y me tomé el vino del almuerzo a las 8 de la noche.


Y así por siempre, aunque al menos, siempre tengo unos ojos felinos caminando por ahí.

viernes, 3 de diciembre de 2010

12


Sonrisas marcadas
empasteladas
me hicieron temblar
antes del toque
de mi reloj
a las 12 de la noche.

Escalofríos,
las húmedas calles de valparaiso,
uno que otro salto
pisando hojas secas
y una que otras sombras siguiéndome a tientas.

Aveces claro,
tardes,
mañanas,
madrugadas y noches,
estrelladas
y extrañamente nubladas,
más no lluviosas,
no tanto como alguna vez
mis ojos lo estuvieron
en un lejano verano.

Para mi buena fortuna,
 los cerezos que planté crecieron
 y el gato negro
que se escondía bajo mi patio trasero
se hizo vecino, amigo, confidente
dueño de sabanas y sueños.

 En mas de alguna noche
se escabulló por mis piernas
 para cambiarme las pesadilla
 entre ronroneos,
las sombras de la ventana
 dejaron de transformarse
en monstruos para solo
hacerme el ánimo un poco mas ameno.

espectadora y oyente
de viejas y largas historias
Sola y a pares,
entre ladrillos y murallas,
acertijos y mudas
 lagartijas y escorpionas,
hubo espacio para todo,
entre aniquilaciones,
humaredas en verde,
en vistas de caleidoscopio,
 para luego irme a negro,
para luego molerme las rodillas
 para luego molerme la espalda,
las manos y esta cabeza,
el corazón se recomponía.
No, no me arrepiento de nada.
No, no me quejo por nada.
¿Moraleja?...
Nunca reciban caramelos de extraños.
¿Caramelos?
Años extraños.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

El tiempo pasa tan rápido que hasta el dolor se olvida.

F Nov-Dic




Me sobrepasa, me exacerba la idea de pensarlo.
Los sueños no premonitorios quieren jugar a serlo.
Un error, tal vez dos, cambiarian una vida y una que otra historia paralela.
Las profecías se harían concretas y extrañamente razonables, haciendome despertar cada ves que deseo dormir.
Tan terrible, como esa agua que no tengo en el día mas intenso de calor y tan nefasto como el aroma de tu piel lejos de la dermis color achocolatada.
Tan poco aceptable como los malditos rollos que nadie desea proyectar ante sus ojos, tan poco predecible como la avalancha de sentimientos que tengo contra algo tan poco palpable como el mismo temor.
Miedo que se engendra de la nada, semilla de otros, que florece ante las propias inseguridades donde sus raices se agarran tan fuerte de mis terminaciones nerviosas que el colapso repentinamente se hace tormenta.
El miedo, el temor, los diablos, fantasmas y pasados a medio deshacerse, a medio terminar conllevan a una felicidad tan utópica que es como si no existiera.
Tan efímera que juego a ser ciega y diosa del tacto para no añorar el momento exacto, más si disfrutarlo.
Y aquí estoy, temiendo tanto como cuando comencé el bendito/maldito año en el cuál mucho mas que una muralla derrumbe y derrumbaron.
Quizás las intuiciones algún día fallen a mi favor, quizás algún día juegue a ganador.
Mucho mas que heridas y cicatrices de guerra, trofeos en la piel y perforaciones para dar el máximo placer, caminaron de forma desigual a mi lado... Hasta que te atrapé.-
... Veamos por cuanto.


 Escribir para vomitar vomitar para eliminar eso que da vueltas por las tripas y la cabeza eso que me atormenta.