miércoles, 24 de febrero de 2010

--



Momentos inmortalizados con aroma a café amargo.
momentos buscando el refugio de nuestros cuerpos,
en tu cama sin luz y sin sol, creando a tientas el mismo infierno
infierno que buscaste para ambos sin necesitarlo.
infierno de color azul mientras trepabas por mis piernas morenas con tu mirada fija
y la sonrisa malvada invitándome a un viaje.
Aquellos dioses que me engañaban,
como la mosca a la telaraña,
como el cordero al lobo,
como yo a tu piel.

Ahí estaba yo,
postrada en tus sabanas de papel que se traslucían con la candela de mi piel,
ahí estaba yo, dejando germinar mi negro cabello
de la manera mas inocente enredándose en tu pieza,
la esencia de mi ser brotaba por tus paredes
y tu puerta que permanecía cerrada,
pidiendo a gritos terminar de ser coloreada
por las manos del hombre que posee mi mas mínimo ser entre ellas.

Ahí estaba yo,
perdiéndome en la risa,
riendo de todo.
 riendo de la nada,
de lo que no entendia.
y de lo que estaba pronto por entender.
porque si y porque no.

reía de lo feliz que era con tan poco,
reia de mi propia miseria pidiendo muda un cálido beso,
mientras mis caderas bailaban de forma simultanea entre tu cuerpo

Expectante depredador
con esos ojos que me hablaban de amor
capaces de hacerme florecer y marchitar con solo posarse sobre mi,
expectante depredador
 publico del acto que dramatizabam en la tarde
en que formamos cicatrices dulce
 hasta terminar postrada sin aliento sobre tu pecho,
encerrando recuerdos tatuados en la piel disfrazada de cordero
que sueles llevar siendo lobo, felino, lagarto mio.

Eres todo lo perverso oculto bajo una buena fachada,

eres todo aquello que anhelé bajo la sombra amarga,
bajo los ojos hipnotizadores
y las palabras que cortan lo mas hermoso de mi ser,
que cortan estos labios
 que solo planean decir
algo que no quieres oír.

Acaso amado mio
¿Puedes ver lo que eres para mi?
Y es que es inevitable revivir aquel momento
3 libras sonando de fondo
y yo murmurando entre dientes
que por fin no tiene un significado tan terrible
tan devastador.

Suelto palabras al azar,
entre una fútil sonrisa refiriéndome a aquello
y tu solo atinas a reír.

Y quién lo diría,

irónicamente en la tarde que seria la última sin saberlo.
La densidad de la luz azul emanó hasta extinguirse,
mis pies se posaron en la faz de la tierra
olvidando aquel aroma barrido por la brisa del verano,
mi café terminó por congelarse
y mis huesos ya no sufren el calor de tus manos.

No hay comentarios:

 Escribir para vomitar vomitar para eliminar eso que da vueltas por las tripas y la cabeza eso que me atormenta.