sábado, 6 de febrero de 2010

Cortala.



La marea sube lentamente

 por esta playa deshabitada,
limpiando los restos de los días
que se van comiendo mi destino.

Prácticamente devorando,

cada segundo,
cada centímetro,
cada espacio de mi piel.

acá estoy,
dejando escapar lo necesario,
bebiendo ese café,
bajo la bóveda de cadáveres galácticos
luminosos
quizás memoriando un poco
aquel día con tu compañía en el cerro
mientras contemplaba acostada
todo aquel espectáculo
mientras los astros vigilaban
como mi alma se unía
ante aquel pacto que consolidaría
la desgracia que hoy es mi sombra.

No existe.

Este es uno de los momentos
en que yo le llamo debilidad,
después de tanta convicción, 
La mente se persigue entre los laberintos
 sin encontrar la respuesta que deseo
Y es que no sé que pasó y quizás en parte no quiero saberlo.

Lo siento, 
aun siento ese vacío por dentro,
como un agujero negro,
carcomiendo mi estomago,
mis pulmones,
 El Limite
CORRE!




¿No será mucho digo yo?.

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 Escribir para vomitar vomitar para eliminar eso que da vueltas por las tripas y la cabeza eso que me atormenta.