viernes, 2 de abril de 2010




Papá cuéntame una historia original, de los años remontados de mis rodillas y pies en el piso de madera de la abuela, de los años en que el sol entraba por la ventana del living mostrando en todo su esplendor las partículas diminutas entre los focos solares. Todo era sepia, todo era calor y aroma a galletas de canela.
Cuéntame una historia original, limpiando los vinilos con la magnifica imagen del choclo de fondo y Los jaivas sonando de telón, la vieja reclamando por el desorden y el caracteristico olor a goma de los cables de la amplificación dispersados por el comedor. El otoño solia oler a tierra mojada, con caracoles, con Mira niñita, caminando por la plaza que queda cerca de la casa camino hacia el hospital, con sus enormes hojas rojas y amarillas, el crunch indescriptible bajo mis pies con las botas de chiporro que tanto odiaba usar. El pelusín, el gato roñoso que nunca volvio y nadie se preguntó por el, los lapices tirados al piso y una que otra muralla con alguna firma entintada con plumón... y tu inmensamente joven ante la realidad que te choca a la cara, sin darte cuenta, hasta que el karma llega y te hace trizas el parabrisas. El heroe se fue a tierras secas desconocidas, entre llantas de un viejo chevet y la mirada vacia para obtener mas, los trofeos de carne se transformaron en plastico y fueron arrumbados en un viejo rincón.- El viejo bául fue reemplazado pero sin embargó sigue allí, un tiempo estuvo lleno de cosas que realmente no tienen importancia, ahí esta el viejo baúl vació y ha cambio lleno de telarañas, el aroma a madera guardada impregna mis dedos y sin embargo hay nada.
Nada y se juntan los errores.
Nada y la piel se desgasta.
Nada y simplemente queda nada.
Y quien lo diria que aún los domingos siguen siendo aburridos, los desordenes matutinos fueron cambiados por la voz engorrosa y bipolar de las malas mañas que poseen las manos obreras del hogar. Perdón... Qué hogar?.- Oh si, verdad que es la sangre que pasa por mis venas. Es como un cuento de terror.
¿Y la historia donde quedó? Ya no hay mas cuentos para las noches de fiebre cuando el aire pasa en banda por esta pequeña nariz casi cortando la carne de sus cavidades como con gillete. El cuento se perdió bajo la cama y ahora las noches ya no suelen ser tan cálidas.

 Escribir para vomitar vomitar para eliminar eso que da vueltas por las tripas y la cabeza eso que me atormenta.