sábado, 22 de octubre de 2011

Cristalizando sentimientos, pretendiste llegar al tope de tu capacidad para solo abrir una herida que siempre estuvo abierta, por lo tanto, el tajo era inminente, era un gran pozo sin fondo, un agujero negro, que tragaba sin discriminar entre lo bueno y lo malo.
Todos los pasos que di, todas las peleas que tuve que luchar, se esfumaron al contaminarme con tu mal, el dueño de todas las creaciones nefastas, el cual jamás encontró una cura, ni tampoco una disculpa para aquel frankenstein.
Quebrando sentimientos, me tiraste todos los vidrios en la cara, los escupiste con rabia, sin previo aviso, sin cordura ni consecuencia de lo que podría pasar.

¿Qué tan doloroso podría ser algo que ya te atacó un millón de veces?
Dicen por ahí que el tiempo endurece... creo que lo único que ha enndurecido el tiempo son mis venas.

Podría vomitarte todo aquello en la cara, podría tirar destellos de fiebre con toda la rabia que provocabas... pero cambiemos un poco el juego.

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 Escribir para vomitar vomitar para eliminar eso que da vueltas por las tripas y la cabeza eso que me atormenta.