Me dijo
que buscara otro lugar,
que sería lo mejor para ambos
- lo cual parece ser lo más sensato -
mientras el intentaba
ordenar su cocina
evitando mi cara
-al menos no tan pronto.-
Quería correr,
escapar,
hundir mi cabeza
en la tierra
que habían removido
de la plaza frente a su casa
habitar en la copa
de un árbol de la esquina,
desaparecer entre todos
los gatos que duermen
en un rincón del patio.
Vi su cuerpo
a través de una pecera,
moviéndose entre mis lagrimas.
Ahora soy el acróbata
de mis pensamientos invasores.
Fuiste
y serás la ciudad
andante que siempre amé,
aunque ahora cambies
su color y estación.
Se transformó
en un invierno
distante y frío
para mi cuerpo.
El cual
ya no me cuenta
sus sueños
a través de sus ojos miel,
ni sus abrazos
de media noche.
And any fool knows a dog needs a home...
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