Un calor inmenso dentro de mi rostro, mientras mi cuerpo seguía frío y flotando sobre la cama, tu mano la mantenía cercana para no desplazarme y volver jamás.
Luces cósmicas se precipitaban en mis ojos, por dentro y por fuera, en el techo y en las venas.
Mientras tanto miraba hacia abajo, como si el techo me tragara y me llevara al espacio, tus ojos funcionaban de faro y me daban tranquilidad dentro de nuestra cajita roja de mares alterados por la sensibilidad.
Nunca voy a olvidar ese sabor amargo de planta visionaria, tu cuerpo sobre la cama y Floyd de fondo. Ni a esas cachorras con ojos de sed y esperanza, ni nuestras metas, ni los -ojalá nunca fantasmas- pero por siempre otras cosas más... palpables.
San peter nos habló.
1 comentario:
Siempre seré tu faro. Siempre <3
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