jueves, 10 de febrero de 2011





El pulso acelerado.
El corazón en su mano. De pronto un sudor frío estremeció cada fibra de su cuello.
No era la pesadilla mas temible ni el futuro mas esperado, era algo como de esas sorpresas que nos atacan, valga la redundancia de sorpresa, simplemente no tenía mas palabras para aquello, creo que tu tampoco.
El camino era ciertamente incierto, tanto para ti como para mi, pero considerando las expectativas ansiosas y nerviosas poco importa, poco importaba... ante la sequedad de mis labios, tu estabilidad ante las preguntas que generabas quebrandote y mis largas noches de insomnio. No es para menos, como hemos dicho en estos días.
Aún así mi mente descansaba entre una alerta constante. Varias veces sentía mi cuerpo inquieto bailando entre las sabanas somnolientas. La noche se hacía eterna y las horas iban a paso de caracol.
No sé muy bien que es lo que causa este sentimiento y a pesar de tener un poco de miedo, es innata la sensación de lo que debo hacer.
Quiero decir tantas cosas en esta madrugada pero me limitaré a esperar y que las respuestas guíen el camino que queremos tomar.

A ver que dicen los Astros.

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 Escribir para vomitar vomitar para eliminar eso que da vueltas por las tripas y la cabeza eso que me atormenta.