lunes, 29 de agosto de 2011


Siempre buscando y anhelado el calor del sol, pelándonos las manos y las rodillas escalando por los cerros para intentar agarrarlo. Hoy encontré ese mismo calor en la cara mas fría del astro que nos vigila, armé una pequeña casita, donde el mayor calor está entre tus manos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me alegra que haya encontrado el calor, aunque no fuera en la cara luminosa de aquel astro.

 Escribir para vomitar vomitar para eliminar eso que da vueltas por las tripas y la cabeza eso que me atormenta.